Aquí pues, un amigo.
Esto
es, más que otra cosa, mi rendición y una invitación.
Mi rendición a un sin fin de mecanismos arcaicos para
mi espíritu. Sistema lleno de artificios para mantener a la gente cautiva,
mi rendición a tratar de convencer a otros de que vean lo que yo veo,
escuchen como yo escucho, sientan como yo siento, entiendan lo que yo entiendo
y abrir mi conciencia a que los demás la alcancen. Es inútil.
Así como Zaratustra, Yo, me he adelantado.
Esos grandes maestros y profetas, aquellos viejos sabios, y grandes amigos,
hablan a través de su huella en esta realidad y si
pones atención se escucha su canto y su bello murmullo cuando sopla el
viento. El maestro Viento. Todo está ahí, esperando ser descubierto. Esperando
con paciencia a que alguien con la suficiente calma y claridad
pueda oír su eterno canto. El tenue murmullo de la verdad.
Ahora más que nunca se oyen sus voces, veo sus siluetas, escucho sus
bellas melodías. Me despiertan sus dulces pensamientos, le dan vida a
mi espíritu. Hacen recordar la verdad. Cosas que nunca debieron olvidarse
se perdieron. La barrera de la desmemoria nos acecha siempre, pero hay quienes
alguna vez descubrimos Las Verdades del Ama y dejamos vestigios para nuestras
futuras visitas. Toda esta ahí, esperando el eterno retorno. Nuestro
continuo regreso. Nuestro hilo de Ariadna que nos salva del sin sentido, y más
que salvarnos, nos recuerda que tal cosa no existe. Como dicen
los Astrónomos, pertenecemos a una realidad más rica que todo lo que
hayamos conocido y aparentemente, cuasi obligatorio, más extraña.
Así es, yo que he visto,
yo que he escuchado, renuncio a hacer de mi vida algo ordinario. Soy y somos más
que eso. Hay que recordar.
Aquí es donde el camino del hombre se divide, si
quieres conocer la paz y la felicidad, adopta una fe. Si quieres ser discípulo
de la Verdad, sal a buscarla.
Renuncio a una fe y a una moral. Renuncio a cargar esos viejos
lastres acuñados por una sociedad en pañales y refinada por los magnates que
crean necesidades para satisfacer mercados que no necesita el hombre. Sin duda
el hombre es algo que tiene que ser superado.
Si
nos damos cuenta más de la mitad de nuestras vidas no nos sirven para nada. Su única
función es mantenernos cautivos y mantener en un sistema al 3% de la población,
a no cumplir nuestros sueños, a forjar mentes que nos auto engañen con modas, sociedades
y estúpidos romances inútiles. A dividirnos, por clases, por razas y ahora como
si fuera poco, el tiro de gracia, a dividirnos por género.
Al
pastor no le molestan las ovejas negras mientras estén dentro del rebaño.
Incluso no le molesta los leones disfrazados de ovejas. Todos están en orden en
el rebaño. Al pastor y al rebaño les molesta la libertad.
Juegos
y roles sociales, romances efímeros, darle a mi prójimo antes que a uno, poner la otra mejilla, modas… El Principito decía
que lo esencial es invisible a los ojos. Pero erró. Lo importante está detrás de
todo eso. Es lo último que quieren que sepas. Pon atención ahí está todo lo que necesitas.
Escucha con atención y pronto sabrán guiarte a donde necesitas ir, a forjar una
realidad distinta dentro de este mundo.
La Invitación
Exhorto
a todos aquellos hombres que estén cansados de la lucha diaria, de la “vida”
que nos han hecho creer. De tener que abandonar su esencia por tratar de formar
una familia, de mantener algo, de necesitar querer algo. A todos aquellos
hombres, que hayan dejado su vida a un lado por tener (que dura palabra) que
hacer algo que deben… a todos aquellos, los invito a que dejen esos papeles en
el escenario, y bajen de la tarima al suculento jardín de las posibilidades.
Les
ofrezco amistad y nada más que eso, todo lo que soy y lo que no soy, lo que
seré y lo que jamás será parte de mí. Permítanme verlos a los ojos y ver un
amigo en quien confiar y más que confiar, con quien ser y compartir. Permitan verse
como amigos, dejando detrás las
competencias como un viejo vestigio de lo que alguna vez fue y ya no más. ¡Oh!
noble ser que es el hombre, en él está todo un universo, una gran inteligencia,
una gran agudeza de sentidos y perspectivas, la nobleza hecha carne. La
infinita fuente de gloria, de espíritu imperturbable. El único ser capaz de
superarse a sí mismo. Los dioses del Edén.
Eso
es lo único que necesitamos. Un amigo. La invitación no es para todos, es para
aquellos que más que pedirlo, lo necesitan, aquellos que ven el mundo como un callejón
sin salida, los que han estado frente a las puertas del infierno o para
aquellos que las han cruzado, aquellos que regresaron del manicomio de la desesperación
con paranoia, para aquellos viajeros que han estado en tierras inhóspitas pero más
que nada, almas libres y sedientas de vida. Para ellos.
Aquellos
que escuchen este llamado encontraran respuesta, y aquí pues, un amigo.
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